“El burócrata es el hombre de madera, nacido por
equivocación de los dioses, que lo hicieron sin sangre, sin aliento ni
desaliento, y sin ninguna palabra que decir. Tiene eco, pero no tiene voz. Sabe
transmitir órdenes, no ideas. Considera cualquier duda una herejía; cualquier
contradicción, una traición. Confunde la unidad con la unanimidad y cree que al
pueblo, eterno menor de edad, hay que llevarlo de la oreja. Es bastante
improbable que el burócrata se juegue la vida. Es absolutamente imposible que
se juegue el empleo”
Eduardo Galeano.
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